El fútbol mundial está de luto. Diogo Jota, delantero portugués del Liverpool y figura respetada dentro y fuera de las canchas, falleció este jueves en un trágico accidente de tránsito ocurrido en la A52, a la altura de Cernadilla (Zamora), España. El siniestro también cobró la vida de su hermano André, de 26 años, dejando una profunda consternación en su país natal y en toda la comunidad futbolística internacional.
El impacto de la noticia ha sido aún más desgarrador por el contexto que la rodea. Apenas días antes de la tragedia, Jota celebraba uno de los momentos más felices de su vida: su matrimonio con Rute Cardoso, la mujer que lo acompañó desde sus inicios. La ceremonia religiosa se llevó a cabo en una iglesia de Oporto, donde el futbolista compartió con sus seres queridos un emotivo enlace marcado por el amor, la alegría y la presencia de sus tres pequeños hijos.
Último mensaje
Fue en ese marco de felicidad que Jota publicó en sus redes sociales un video que hoy duele mirar. En él se observan escenas íntimas de la boda: miradas cómplices, risas sinceras, abrazos cálidos y la ternura de una familia que parecía tenerlo todo. El mensaje que acompañó esas imágenes se convirtió, sin saberlo, en su despedida al mundo horas antes del fatal accidente: “Un día que nunca olvidaremos”.
Su esposa, Rute, también expresó su emoción en redes sociales con un mensaje breve pero profundo: “Sí para siempre. Mi sueño hecho realidad”. Diogo, con la sencillez y el cariño que lo caracterizaban, respondió: “Soy el afortunado”. Palabras que hoy resuenan con una carga emocional insoportable como símbolo del amor que los unía.
La noticia del fallecimiento del delantero de 28 años ha provocado una oleada de homenajes por parte de sus compañeros, clubes, entrenadores y fanáticos de todo el mundo. Desde el Liverpool hasta la Selección de Portugal, el dolor se ha hecho colectivo, y las redes sociales se han inundado de mensajes recordando no solo al jugador, sino también al ser humano que siempre dio ejemplo de humildad, profesionalismo y compromiso familiar.
Diogo Jota partió en la cima de su carrera, pero, sobre todo, en uno de los momentos más significativos de su vida personal. Su última publicación no solo documenta una boda, sino que, sin querer, se ha convertido en un legado emocional: la prueba de que amó intensamente y fue amado.
Hoy, el mundo del fútbol no solo llora a un goleador; llora a un esposo, a un padre, a un hermano.