La región Piura enfrenta una preocupante realidad en salud pública: el embarazo adolescente. Entre enero y agosto de 2025, la Dirección Regional de Salud (Diresa) reportó 1,355 casos de menores de entre 10 y 17 años que quedaron embarazadas, lo que revela un problema estructural que afecta tanto a la salud como al futuro educativo y social de miles de niñas.
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El coordinador regional de salud sexual y reproductiva de la Diresa, Pablo Juárez Vílchez, precisó que el embarazo en la adolescencia constituye un riesgo significativo, y en el caso de las menores de 14 años, muchas veces es consecuencia directa de violación sexual. “Cuando hablamos de niñas de 10, 11 o 12 años embarazadas, no se trata de decisiones personales, sino de violencia que marca sus vidas y la de sus familias. Esa es la dimensión real del problema”, subrayó.
Distritos más afectados
Aunque la situación se extiende por toda la región sin distinción de clase social o zona geográfica, la Diresa identificó que los distritos con mayor número de casos son Tambogrande, Veintiséis de Octubre, Sullana y Piura, donde se han intensificado las estrategias de intervención.
“Cada embarazo adolescente implica una familia que debe reorganizarse, asumir nuevos roles y enfrentar cambios que no siempre están preparados para sobrellevar. Estamos hablando de más de 1,300 hogares que en pocos meses han visto alterada su dinámica por la llegada de un hijo no planificado”, explicó Juárez.
Riesgo de muerte materna
El embarazo en adolescentes también se asocia a complicaciones graves. De los 10 casos de muerte materna registrados en la región durante 2025, uno corresponde a una adolescente, lo que refuerza la necesidad de atender la problemática con urgencia. “El embarazo en general ya implica un riesgo; en la adolescencia, este riesgo se multiplica”, enfatizó el funcionario.
Juárez advirtió que, pese a los esfuerzos del sector salud, aún existen barreras en instituciones educativas para brindar información sobre salud sexual y reproductiva. “No nos permiten hablar de métodos anticonceptivos en algunos colegios, lo que limita nuestro alcance. Decirle a un adolescente que ya inició su vida sexual que no tenga relaciones es poco realista. Lo que buscamos es orientar y enseñar el uso adecuado de los métodos anticonceptivos, porque solo así son efectivos”, indicó.
En ese sentido, recordó que el trabajo con los adolescentes no se limita a la entrega de preservativos, sino que implica un proceso de consejería integral, que aborda desde el conocimiento del cuerpo hasta la prevención de situaciones de presión o riesgos de explotación sexual.
Estrategia regional
Actualmente, la Diresa desarrolla intervenciones preventivas en sus más de 400 establecimientos de salud, con apoyo de la cooperación internacional. Además, ha firmado convenios con instituciones educativas para ingresar a las aulas y ofrecer paquetes de atención integral y charlas preventivas.
“El embarazo adolescente no distingue condición social ni lugar geográfico. Es un problema que compromete la vida y el futuro de miles de niñas. Necesitamos un esfuerzo conjunto entre Estado, familias y sociedad civil para detener esta cadena que afecta el desarrollo de toda la región”, concluyó Juárez.