El sur de Europa atraviesa una de las olas de calor más intensas de los últimos años, con temperaturas que superan los 40 °C en varios países como Italia, España, Grecia y Portugal. La situación ha obligado a las autoridades locales a emitir alertas sanitarias y advertencias por el alto riesgo de incendios forestales, mientras la población —incluidos miles de turistas— busca resguardarse del sol abrasador.
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Este episodio de calor sofocante no solo está generando incomodidad y riesgo inmediato, sino que también representa una advertencia del futuro climático del continente. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), este tipo de fenómenos extremos es cada vez más frecuente e intenso debido al cambio climático inducido por la actividad humana. «Como resultado del cambio climático provocado por el hombre, el calor extremo se está volviendo más frecuente, más intenso. Es algo con lo que tenemos que aprender a vivir», advirtió Clare Nullis, portavoz de la OMM.

Las imágenes de ciudadanos desplomados en las veredas, esperando transporte bajo el sol mientras consultan sus celulares, se han vuelto comunes en las últimas horas. En muchas ciudades, las autoridades han habilitado centros de hidratación y albergues temporales para proteger a los más vulnerables, como adultos mayores, niños y personas sin hogar. El turismo también se ve afectado, con cancelaciones de actividades al aire libre y recomendaciones oficiales de no exponerse al sol en las horas de mayor radiación.
Asesino silencioso
Clare Nullis también se refirió al calor extremo como un “asesino silencioso”, al recordar que las muertes que guardan relación con estas condiciones muchas veces no tienen un registro adecuado. “Es importante señalar que cada muerte por calor es innecesaria: tenemos el conocimiento, tenemos las herramientas, podemos salvar vidas”, recalcó la vocera, subrayando la necesidad de medidas preventivas como sistemas de alerta temprana y planes de acción ante emergencias climáticas.
La actual ola de calor, que podría extenderse por varios días más, se origina en una combinación peligrosa: masas de aire caliente provenientes del norte de África y el aumento de la temperatura del mar Mediterráneo, que actúa como un amplificador del calor en tierra firme. Este fenómeno se suma a una canícula más temprana de lo habitual, considerando que julio suele ser el mes más cálido en el hemisferio norte, lo que preocupa aún más a los especialistas.
La OMM ha sido clara: este escenario no es una anomalía temporal, sino un reflejo de un patrón que se está instalando con fuerza en Europa y otras regiones del mundo. “Más de lo mismo, incluso peor”, advirtió Nullis sobre el panorama a futuro. En ese contexto, el llamado a la acción es urgente. Adaptarse, mitigar y prevenir son los verbos clave para enfrentar una realidad que ya está entre nosotros.




