Más que una felicitación, fue una carta de amor. El histórico triunfo del restaurante Maido, elegido como el mejor del mundo en el ranking The World’s 50 Best Restaurants 2025, dejó no solo un hito para la gastronomía peruana, sino también una de las declaraciones más conmovedoras del año. Gastón Acurio, figura central de la cocina en el país, dedicó un mensaje íntimo y profundo a Mitsuharu ‘Micha’ Tsumura, su amigo, discípulo y ahora líder indiscutible de la escena culinaria global.
En una publicación de Instagram que se viralizó en pocas horas, Acurio recordó los inicios de Micha con una ternura que solo otorgan los años compartidos. Lo conoció siendo un adolescente curioso que visitaba Astrid y Gastón junto a su padre. Años después, lo alentó a trazar su propio camino: una cocina nikkei que honrara sus raíces peruanas y japonesas. Así nació Maido, en 2009. “Lleva la cocina nikkei donde merece estar”, le dijo entonces.
Nostálgico mensaje
Acurio, recuerda en su post que fue su primer cliente, incluso que ocupaba una silla al fondo de la barra. “Hoy esa silla ya no está. Pero el orgullo, sí”, escribe con nostalgia y orgullo.
“Perdí mi silla, pero gané la certeza de que la cocina peruana tenía otro camino por recorrer”, escribió con una mezcla de nostalgia, gratitud y esperanza. Sus palabras, que comenzaron como un homenaje privado, terminaron convirtiéndose en un espejo para una nación que encuentra en su cocina no solo sabor, sino identidad.
Acurio no solo elogió el talento de Micha, sino su capacidad de conectar con algo más profundo: el alma de un país. “Hay lugares donde uno se sienta y algo se aligera. Allí, uno no solo come: recuerda. Y lo que recuerda, aunque nunca lo haya vivido, le pertenece”.
“Hoy te escribo conmovido. No solo porque Maido ha sido reconocido como el mejor restaurante del mundo, sino porque detrás de este logro, además de un restaurante excepcional: hay un país orgulloso que celebra tu triunfo como suyo”, continúa su mensaje.
Finalmente, Acurio hace referencia a todo lo vivido con Micha. “Te conozco desde hace muchos años. Te vi crecer, dudar, entregarte, soñar. Te vi encontrar tu voz: una voz que no grita, pero que conmueve, que inspira. Hoy el mundo te celebra, y detrás de cada aplauso hay mucho más que un premio: hay el abrazo de todo un país”.
“Gracias, Michita. Estoy profundamente orgulloso de ti: como amigo, como un hermano mayor de este oficio, como peruano. Aquí te esperamos con ansias para gritar juntos: ¡Arriba Perú!”.