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“¡Cada minuto cuenta!”: familia de Ashley Vargas clama ayuda inmediata y una avioneta para su rescate en altamar

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En medio de una carrera contra el tiempo, la familia de Ashley Vargas, piloto de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), exige a las autoridades el envío inmediato de una aeronave para rescatarla tras ser hallada con vida luego de permanecer desaparecida en altamar por casi cuatro días.

La joven oficial, de 25 años y reconocida como espada de honor de su promoción, fue encontrada este viernes 23 de  mayo a bordo de una lancha tiburonera llamada “Señor de la Misericordia”, a más de 30 horas de navegación mar adentro. Según relataron sus familiares, fue identificada gracias al paracaídas que llevaba consigo, el cual habría sido crucial para su avistamiento por parte de pescadores que navegaban por la zona de Pisco y Paracas.

Leer más: FAP intensifica operaciones para hallar a piloto Ashley Vargas desaparecida en Pisco

“¡Ashley está viva, pero muy débil! Necesita atención médica urgente. No podemos esperar 30 horas más en el mar. Pedimos una avioneta para traerla de inmediato”, clamó su tío, Anthony Vásquez, visiblemente conmocionado, mientras se dirigía a la zona acompañado de su esposa.

El hallazgo ocurrió tras días de angustia e incertidumbre. Ashley realizaba el último vuelo de instrucción como piloto oficial de la FAP, cuando el martes 20 de mayo su aeronave sufrió un accidente. Aunque inicialmente solo se hallaron los restos del fuselaje, sus seres queridos nunca perdieron la esperanza.

Una historia de resistencia

La noticia de su supervivencia ha generado conmoción nacional, no solo por el drama humano detrás del caso, sino también por la necesidad urgente de una respuesta estatal eficaz. Según su familia, Ashley habría sobrevivido sola en altamar, con solo su celular y su equipo de paracaidismo.

“La encontraron viva, en medio del mar. Ha resistido el hambre, el frío y la incertidumbre. Ahora no puede morir esperando ayuda. ¡Por favor, que manden una avioneta ya!”, reiteró su padre, Edgard Vargas.

Mientras las autoridades evalúan las opciones de rescate, la presión social crece. Ciudadanos, figuras públicas y medios han comenzado a exigir celeridad en las acciones del Estado para garantizar la vida y recuperación de la joven piloto.

La historia de Ashley Vargas, símbolo de valentía y perseverancia, se ha convertido en un llamado urgente a la acción. Su familia, al borde del colapso emocional, lo resume en una frase: “Cada minuto cuenta”.

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