La madrugada de este martes 9 de septiembre, la Policía Nacional del Perú (PNP), en un trabajo conjunto con el Ministerio Público, desarticuló a la peligrosa organización criminal DESA II con la captura de su máximo cabecilla, Alexis Barrios Martínez, alias ‘Jhorman’, un ciudadano venezolano que había tomado el control de la red tras la caída de DESA I. La operación, considerada uno de los mayores golpes recientes al crimen organizado en el país, no solo permitió detener a 24 integrantes de la banda, sino también congelar cuentas con cerca de 20 millones de soles producto de extorsiones y sicariato.
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La captura de ‘Jhorman’
El operativo se realizó en San Martín de Porres, distrito donde la organización había instalado uno de sus principales centros de operaciones en Lima Norte. Para ingresar a la vivienda donde se ocultaba, las fuerzas del orden tuvieron que derribar la puerta principal. Al verse rodeado, ‘Jhorman’ salió junto a su pareja, quien también quedó en calidad de detenida.
En la intervención se halló una granada de guerra, dos armas de fuego, teléfonos celulares y dos vehículos presuntamente usados en actividades ilícitas. El despliegue contó con la participación de la Dirincri, el grupo SUAT y la División de Secuestros y Extorsiones, en coordinación con la Fiscalía de Crimen Organizado.
Simultáneamente, se ejecutaron allanamientos en 32 inmuebles de Lima, Callao, Arequipa, Tumbes y hasta en una celda del penal de Huacho, donde se encontró evidencia que demostraría cómo la red seguía operando incluso desde prisión.

El accionar de DESA II
Según la investigación fiscal, DESA II funcionaba con una estructura criminal sofisticada y jerarquizada, dividida en tres fases:
1. Ejecución de extorsiones y sicariato: amenazas y atentados contra transportistas, mototaxistas, colectiveros, empresarios y comerciantes para exigir el pago de cupos.
2. Intermediación financiera: uso de cuentas bancarias de terceros para ocultar el origen del dinero ilícito.
3. Lavado de activos: creación de empresas fachada y envío de fondos al extranjero, especialmente a Venezuela y Colombia, para luego retornarlos al Perú como capital aparentemente legal.
La Fiscalía reveló que los miembros de la organización transformaban parte del dinero en monedas extranjeras, como los bolívares, para luego reinsertarlo en el circuito económico peruano. Este mecanismo permitió movilizar grandes sumas de dinero sin levantar sospechas inmediatas.
Violencia y terror como estrategia
El accionar de la red no solo fue económico. DESA II utilizaba la violencia como principal herramienta de control: asesinatos de choferes, cobradores y empresarios se suman a una serie de atentados que generaron zozobra en el transporte urbano y en negocios de distintas ciudades.
De acuerdo con la PNP, la organización envió videos y mensajes de impacto psicológico a sus víctimas, consolidando un sistema de cobro basado en el miedo. “Estamos ante una organización que convirtió la violencia en una forma de recaudar dinero”, explicó un oficial de inteligencia que participó en el operativo.
La respuesta del Estado
El ministro del Interior, Carlos Malaver, calificó la captura de ‘Jhorman’ como un golpe contundente contra el crimen organizado transnacional. “Este sujeto había venido a reorganizar la estructura tras la caída de Desa I. El comportamiento criminal es dinámico, pero el Estado responde con firmeza”, declaró.

Por su parte, la fiscal superior de Crimen Organizado, Nelly Millones, detalló que la investigación se inició en abril de este año tras denuncias de extorsiones en empresas de transporte como Etnolsa, Etmosa y Aquarius. “Se ha trabajado de manera célere, con equipos de fiscales especializados en crimen organizado, lavado de activos y extinción de dominio, junto a la Divise y personal de inteligencia de la Dirincri”, precisó.
Un golpe que no cierra la historia
Aunque la captura de ‘Jhorman’ y sus principales lugartenientes representa un paso clave en la lucha contra la delincuencia organizada, las autoridades reconocen que la investigación recién comienza. El análisis de los teléfonos incautados, las cuentas bancarias intervenidas y los vínculos internacionales permitirá conocer la verdadera magnitud de la red y si aún existen cabecillas operando desde el extranjero.
DESA II, heredera directa de la primera organización DESA desarticulada en febrero, confirma que las mafias criminales mantienen la capacidad de reestructurarse rápidamente. Sin embargo, la captura de ‘Jhorman’ envía un mensaje claro: el Estado está decidido a enfrentar con fuerza al crimen organizado que intenta sembrar terror en el país.