A pesar de las declaratorias de emergencia promovidas por el Gobierno, la extorsión sigue siendo el delito que más afecta a comerciantes, transportistas y ciudadanos comunes. A diferencia de los robos tradicionales, esta amenaza no necesita del uso de armas ni presencia física, ya que se ejecuta mediante celulares, cárceles y aplicaciones de pago. Según Ricardo Valdés, exviceministro del Interior y actual director de CHS Alternativo, este delito ha evolucionado al punto de integrarse en la dinámica económica del país.
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Durante una entrevista con Canal N, el especialista advirtió que solo los préstamos conocidos como ‘gota a gota’ están moviendo más de S/4 mil millones en el país, sin incluir otras nueve formas de extorsión como el cobro de cupos, las amenazas realizadas desde cárceles o el secuestro con fines extorsivos.
A ello se suma una modalidad conocida como extorsión “gubernamental”, donde autoridades o funcionarios exigen pagos ilegales para agilizar trámites o acceder a contratos. “Esto ya forma parte de la economía del país; se ha convertido en un sistema paralelo de poder y control en distintos territorios”, afirmó.
Extorsión sin calle ni pistolas
Valdés señaló que, a diferencia de otros crímenes, la extorsión no se desarrolla en las calles. Su funcionamiento se basa principalmente en llamadas, mensajes de texto y transacciones digitales, sin que el agresor tenga que mostrarse en persona. El propósito es infundir temor y recibir pagos directos a través de medios virtuales. Este método ha facilitado su rápida expansión, limitando la efectividad de las estrategias policiales convencionales.
Valdés enfatizó que la extorsión no siempre implica violencia física, como suele creerse. En realidad, la mayoría de estos actos se perpetran desde penales o cualquier punto del país, utilizando un celular, y los pagos se concretan en cuestión de segundos a través de aplicaciones como Yape o Plin. En ese sentido, los estados de emergencia no resultan efectivos, ya que están pensados para combatir otro tipo de delitos. “La extorsión tiene dinámica propia”, subrayó, advirtiendo que las autoridades no están abordando la raíz del problema.