La inusual decisión de un grupo de vecinos de Talara, en Piura, de filetear a un tiburón megaboca recién varado en playa Negritos convirtió al Perú en tendencia internacional y desató una ola de comentarios en redes sociales, especialmente desde México, donde abundaron los memes y comentarios sarcásticos. “Primó la gastronomía peruana”, “hicieron ceviche de un tiburón prehistórico” y otras frases irónicas se viralizaron rápidamente, cuestionando el accionar de los piuranos frente a un hallazgo excepcional.
LEER MÁS: Talara: ANIN aprueba diseño definitivo del drenaje pluvial urbano y canal Jesús María
El hecho ocurrió la mañana del domingo 23 de noviembre, cuando pobladores de la zona encontraron en la orilla a un tiburón megaboca (Megachasma pelagios), una de las especies más raras del planeta. El avistamiento lo registró el fotógrafo Moisés Prieto Álvarez, quien destacó la relevancia científica del suceso.
De acuerdo, a información del portal especializado FishBase, esta especie se identificó en 1976 y apareció para su observación menos de 300 veces en todo el mundo.
Sin embargo, la expectativa científica duró poco. Minutos después del hallazgo, varios vecinos comenzaron a cortar al animal en filetes sin esperar la presencia de especialistas, pese a los riesgos sanitarios y a la importancia del ejemplar.
No hubo presencia inmediata de autoridades
La mutilación del tiburón impidió cualquier análisis completo del espécimen. No hubo presencia inmediata de autoridades locales ni del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), que recuerda que en casos de varamiento no se debe tocar, manipular ni consumir animales marinos debido al riesgo para la salud y a la pérdida de información científica. La aparición del megaboca en costas peruanas pudo haber permitido estudiar su desplazamiento, las causas de su varamiento y características biológicas clave para comprender a una de las especies más escasas del océano.
La acción improvisada de los vecinos no solo eliminó esa oportunidad, sino que además convirtió al Perú en blanco de burlas internacionales por un acto que, aunque sorprendente, dejó en evidencia una brecha ambiental y educativa que sigue pendiente.
