El terror despertó a los vecinos del distrito limeño de Villa El Salvador, cuando una potente explosión sacudió la cuadra frente al mercado Cuaves, poco antes de las cinco de la mañana. El estallido no solo dejó destrucción a su paso, sino también un muerto, un herido grave y una comunidad en estado de alarma.
La detonación, provocada por un artefacto explosivo colocado en la fachada de una vivienda, afectó al menos seis predios aledaños. Entre los más golpeados figura una frutería cuya fachada colapsó y cuya base de concreto quedó seriamente comprometida.
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Pero lo que más sorprendió a los investigadores es que los propios autores del atentado fueron alcanzados por la onda expansiva. Según fuentes policiales y testimonios recogidos en el lugar, ambos sujetos manipulaban el explosivo cuando este estalló de manera prematura. Uno de ellos murió en el acto tras ser trasladado al Hospital de Villa El Salvador. El otro permanece internado bajo estricta vigilancia.
La motocicleta en la que se desplazaban, sin placa de identificación, quedó abandonada en la zona del atentado. Personal de criminalística, agentes de la Dipincri y efectivos de la Policía Nacional acordonaron el lugar y trabajan en la recolección de pruebas. Las cámaras de seguridad instaladas en viviendas cercanas serán claves para reconstruir lo ocurrido y determinar si hubo otros involucrados.
¿Extorsión o venganza familiar?
Vecinos afirman que el ataque podría ser el desenlace de un enfrentamiento entre hermanos. “La semana pasada quemaron la casa de la madre de uno de ellos, y hoy han intentado hacer explotar esta otra propiedad”, contó un morador, aún nervioso por la magnitud del estallido. Según esta versión, la dinamita habría explotado antes de que los atacantes lograran huir, alcanzando de lleno a uno de ellos.
Sin embargo, la Policía mantiene abierta otra línea de investigación: la extorsión. En la zona operan varios comercios que podrían estar siendo presionados por bandas delictivas. “No se descarta que estemos ante un nuevo caso de cobro de cupos”, indicó un oficial a cargo del caso.
Los residentes del sector denuncian que no es la primera vez que se registran actos violentos en la zona. “Nos sentimos abandonados. Ya no se puede vivir tranquilo. Las autoridades tienen que actuar”, exigió una vecina.
Mientras avanza la investigación, el vecindario intenta recuperar la calma, aunque la incertidumbre y el miedo siguen presentes. La explosión no solo dejó daños materiales, sino una herida abierta en la seguridad de un distrito golpeado por el crimen.
