La Digesa evaluó 18 playas de Piura, de las cuales nueve son aptas para bañistas, mientras que siete no cumplen con los requisitos mínimos de seguridad. Además, prohibieron acceso a playas afectadas por los recientes derrames de petróleo.
Manuel Rodríguez Atocha, director ejecutivo de Regulación y Fiscalización Sanitaria, señaló que la evaluación de una playa saludable se basa en tres aspectos clave: la calidad del agua, la disponibilidad de servicios higiénicos y limpieza general del entorno.
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Actualmente, Máncora, San Pedro, San Pablo, Matacaballo, Yacila, Chulliyache, El Ñuro, Vichayito y Las Palmeras son aptas para el uso recreativo.
En contraste, Los Órganos, Cabo Blanco, La Esmeralda de Colán, Punta Lobitos, Cangrejos, presa Los Ejidos, Laguna Ñapique, El Toril y Las Peñitas de Talara no son saludables. El caso de la Laguna Ñapique es particular, ya que su estado es crítico, tiene altos niveles de contaminación y se encuentran casi agotada.

“Por lo general, las deficiencias se presentan en la disponibilidad y funcionamiento de los servicios higiénicos, responsabilidad de las municipalidades de cada jurisdicción”, señaló el directo ejecutivo.
También mencionó que, durante el verano, las inspecciones se llevan a cabo semanalmente y los resultados se notifican a los municipios. Estos, a su vez, deben aplicar medidas correctivas, como mantener la limpieza de las playas mediante recipientes adecuados para residuos sólidos y garantizar el correcto funcionamiento de los servicios higiénicos.
Proceso de evaluación
Para evaluar la calidad del agua, se toma una muestra representativa de 500 mililitros, la cual se transporta en cadena de frío hasta un laboratorio. Allí, se analiza la presencia de coliformes termo tolerantes y se comprueba si cumplen con los límites permitidos.
Las playas que cumplen con los estándares establecidos tienen una bandera azul en su acceso, mientras que aquellas que presentan deficiencias se marcan con una bandera roja en señal de advertencia.