Ni las 15 denuncias por violencia familiar ni las medidas de protección que había conseguido evitaron el trágico final de Bárbara Madueño Huayhua, madre de dos menores, de 11 y 3 años, quien fue asesinada por su expareja en el distrito de La Joya, en la región Arequipa.
El feminicida confeso, Elisban Huillca Ccahuana (30), trabajador agrícola, se presentó voluntariamente en la sede de la División de Investigación Criminal (DIVINCRI) de Arequipa para admitir que la madrugada del domingo 25 de mayo estranguló a Madueño dentro de su propia vivienda, tras una discusión motivada —según él— por celos.
Leer más: ¡Capturado! Venezolano confiesa el asesinato de joven farmacéutica en Arequipa
La víctima, de 31 años, ya no convivía con el agresor, pero este continuaba acosándola, según relataron sus familiares. A pesar de estar separados desde hacía varios meses, Huillca mantenía un comportamiento violento y posesivo. “No la dejaba en paz, la seguía y la golpeaba, y ella ya lo había denunciado varias veces”, declaró una tía de la víctima entre lágrimas.
Crimen anunciado
La confesión movilizó a peritos de criminalística, policías y al fiscal de turno hasta la vivienda del asesino. Allí encontraron el cuerpo de Bárbara con visibles signos de estrangulamiento y quemaduras en la cadera. La escena confirmó un patrón de violencia brutal.
Lo más indignante: el agresor tenía 15 denuncias por violencia familiar en su contra, y una orden de alejamiento dictada por el Poder Judicial. Ninguna de esas medidas fue suficiente.
Sin flagrancia, pero bajo arresto
Aunque el crimen no ocurrió en situación de flagrancia, la gravedad del hecho y el riesgo de fuga permitieron al Ministerio Público solicitar una detención preliminar por 72 horas, mientras se formaliza el pedido de prisión preventiva.
En tanto, el coronel PNP Eduardo Del Campo, jefe de la DIVINCRI Arequipa, confirmó que este es el quinto caso de feminicidio en la región en lo que va del año, una cifra que sigue creciendo pese a las advertencias, denuncias y medidas judiciales que muchas veces quedan en el papel.
La historia de Bárbara Madueño no es un caso aislado, sino parte de una realidad alarmante que sigue cobrando víctimas en el país.
