En un giro inesperado de los acontecimientos, Kelly Katherine Medina Meza, quien ganó notoriedad como asistente personal del popular conductor de televisión Andrés Hurtado, ahora figura como pieza clave en el sector minero peruano. A sus 44 años, Medina consiguió hacerse con un 25% de acciones de Inversiones Los Ceivos SAC, una empresa dedicada a la extracción de oro en Surco, en medio de un mar de controversias y acusaciones.
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Según el programa de investigación “Punto Final”, Medina no solo fue asistente de Hurtado, conocido popularmente como “Chibolín”, sino que también se ha convertido en su apoderada en múltiples empresas, algunas de las cuales están bajo investigación por presuntos actos ilícitos. Su vínculo con Hurtado ha llevado a una serie de revelaciones que han sacudido el entorno empresarial peruano.
Investigación
Las investigaciones revelan que Inversiones Los Ceivos SAC, fundada en 2018 por Ana María Lei Siucho, madre de los hermanos Miu Lei, la cual es objeto de atención por su rápida expansión. Durante la gestión de Medina como gerente general, la empresa exportó más de 62 millones de dólares en oro, principalmente a India y los Emiratos Árabes Unidos, y su capital social creció exponencialmente, de 150 mil soles a seis millones.
Sin embargo, las sombras de la sospecha se ciernen sobre este ascenso. Medina ha sido vinculada a una red empresarial que incluye a varias compañías que tienen relación con la producción televisiva y una ONG que lleva el nombre de Andrés Hurtado. En este contexto, destaca la conexión entre Medina y los hermanos Miu Lei, quienes están en conflicto con su primo Francisco Iván Siucho.
Detención de Chibolín
Las acusaciones contra Hurtado, quien fue detenido el 19 de septiembre, también involucran un supuesto soborno de un millón de dólares para facilitar la devolución de barras de oro incautadas por la Fiscalía. Este vínculo pone en tela de juicio la legitimidad de las operaciones mineras y el papel de Medina en ellas.
A medida que las investigaciones avanzan, la figura de Kelly Katherine Medina se convierte en un punto focal en el entramado de negocios que rodea a “Chibolín”. Su ascenso meteórico en el sector minero y sus conexiones con empresas bajo sospecha plantean serias interrogantes sobre la transparencia y la legalidad de las operaciones en las que está involucrada.
El futuro de Medina y las empresas vinculadas a ella y a Hurtado penden de un hilo, mientras la atención mediática sobre este escándalo continúa creciendo. La historia de Kelly Katherine Medina es un claro recordatorio de cómo las relaciones personales pueden entrelazarse en el complejo mundo de los negocios, especialmente en contextos donde la corrupción y la ilegalidad están a la orden del día.