A solo media hora de Piura, en el distrito de Catacaos, se encuentra el caserío de Narihualá, un lugar donde la tradición y el cambio se entrelazan en manos de un grupo de mujeres artesanas. Aquí, la paja toquilla, una fibra vegetal que durante generaciones ha sido utilizada para crear sombreros y otros bellos productos, se convierte en un vehículo de empoderamiento para quienes han transformado esta práctica en un arte reconocido a nivel nacional.
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Tejiendo historias de superación
Maribel Solano Silva y Teresa Huertas Zapata son dos de las mujeres que han dedicado su vida al tejido en paja toquilla. Maribel, miembro de la asociación Virgen del Pilar, y Teresa, de la asociación Virgen del Perpetuo Socorro, han pasado más de 15 años perfeccionando su oficio. A través de su trabajo, han conseguido no solo estabilidad económica, sino también reconocimiento y respeto en sus comunidades.
«Empecé tejiendo sombreros, pero ahora hacemos productos decorativos y utilitarios. Todo esto ha fortalecido mi confianza como mujer y me ha dado una voz en la sociedad«, comenta Maribel. Para Teresa, el tejido ha sido una herramienta de cambio personal y familiar. «Después de 25 años, el poder ayudar a mi familia me da satisfacción. Este trabajo no solo nos ha dado independencia económica, sino también reconocimiento».
Hoy, sus creaciones se comercializan bajo la marca Tallanka, respaldada por Indecopi, que las ha llevado a ferias en todo el Perú, permitiéndoles mostrar su arte a audiencias más amplias.
El poder de la unión
El éxito de estas mujeres no solo radica en su destreza, sino también en el poder de la colaboración. A través de asociaciones como Virgen del Pilar, Virgen del Perpetuo Socorro y Jesús es Amor, más de 150 mujeres se han unido para trabajar y apoyarse mutuamente. Gracias a las capacitaciones, estas artesanas han aprendido a gestionar su trabajo y a poner en valor su arte, transformando un oficio tradicional en una fuente de independencia y orgullo.
Una de las artesanas explica: «Nosotras hemos demostrado que el arte también puede ser una forma de independencia. Cada pieza es una historia, una tradición que llevamos en nuestras manos».
Impacto local y proyección global
El esfuerzo de estas mujeres permitió que el tejido en paja toquilla no solo tenga reconocimiento a nivel local, sino también en ferias nacionales e internacionales. Sus productos ya no son solo una fuente de ingresos, sino un medio para preservar y transmitir la cultura de Catacaos al mundo. Cada pieza es un símbolo de su identidad y de la historia de su tierra.
Más que un oficio, una herramienta de empoderamiento
En Narihualá, el tejido en paja toquilla representa mucho más que un trabajo: es un símbolo de resistencia y una herramienta para fortalecer la confianza y la autonomía de las mujeres. En su taller, estas artesanas exhiben con orgullo sus creaciones, y aunque el camino no ha sido fácil, el sentimiento de satisfacción y libertad que experimentan cada día las inspira a seguir adelante.
La labor de estas mujeres artesanas en Narihualá es un ejemplo inspirador de cómo el arte y la tradición pueden romper barreras, generando un cambio tangible en sus vidas y en su comunidad.