Cuando se habla de un salario, se está haciendo referencia a una retribución que realiza un trabajador por sus servicios prestados en un determinado periodo de tiempo y espacio. En esa línea, el objetivo de establecer un salario mínimo es proteger a los trabajadores contra el pago de remuneraciones indebidamente bajas, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el Perú, esto ya está garantizado. El actual valor del salario mínimo supera lo que reciben algunos trabajadores e inclusive el promedio salarial de algunos departamentos. Ello, sin mencionar que, para hablar de mercado laboral, existen dos mundos completamente marcados, el formal y el informal. En el último, donde se desconocen normas, difícilmente se paga un mínimo.
En Piura, el salario promedio en el sector informal apenas asciende a S/ 986. Quienes sostienen que el salario mínimo debería de ser equivalente a una canasta básica, erran. Afirman que la OIT así lo establece, cuando esta expone que los salarios mínimos podrían ser un elemento integrante de políticas para superar la pobreza. Los peruanos sabemos cuál es la receta para reducir la pobreza sostenidamente, que poco o nada tiene que ver con hacer ajustes al salario mínimo.
En 2004, la tasa de pobreza en nuestro país era de casi 60%. Hacia 2019, esta fue del 20.2%. ¿Qué sucedió? Veintiún años de crecimiento ininterrumpido hasta antes de la pandemia. Crecimiento asociado a políticas de aliento a la inversión privada en diversos sectores estratégicos: minería, agroindustria, telecomunicaciones, infraestructura en general, por citar algunos. Esto propició mayores oportunidades e ingresos para las familias. Reducir la pobreza, o acceder a una canasta básica, no se consigue con aumentos en el salario mínimo. La población vulnerable, que necesita mayores ingresos para sobrevivir, se concentra en la informalidad. Un aumento en el salario mínimo, sin responder a criterios técnicos, aumentaría, aún más, las barreras que existen para formalizar, para generarse mayores ingresos.
Por: Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de ComexPerú.