Como cada septiembre, la brisa marina de Paita se mezcla con el fervor de miles de fieles que, con el corazón lleno de fe, se congregan para rendir homenaje a la Virgen de las Mercedes, la querida «Mechita». Esta venerada imagen no solo ilumina los altares del Templo San Francisco de Asís, sino que también enciende el espíritu de un pueblo que encuentra en ella consuelo, esperanza y la promesa de milagros.
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Cada 24 de septiembre, las campanas del templo resuenan más fuerte que nunca, marcando el inicio de una jornada de profunda devoción. Desde las primeras horas de la mañana, familias enteras y peregrinos llegados desde todos los rincones de Perú abarrotan las calles. Para muchos, este es un viaje que no solo representa kilómetros recorridos, sino también un camino espiritual que han emprendido año tras año, agradeciendo favores concedidos o pidiendo con humildad la protección de la Virgen.

Cientos de peregrinos ingresan rampando al templo de la Virgen de las Mercedes, pidiendo por un milagro o agradeciendo por lo concedido. Es el caso, de una joven que llegó al puerto paiteño para pedir por su sobrino, un pequeñito que no puede caminar. Así como la joven, cientos de plegarias se juntan en una de las festividades religiosas más grandes de la región Piura.
Fe y devoción
A las 12:30 p.m., los devotos, ingresan al templo para venerar la imagen de la «Mechita». En un mar de velas encendidas y plegarias silenciosas, la figura de la Virgen se impone con su belleza serena, recordando a todos los presentes que la fe es capaz de sostener a un pueblo incluso en los momentos más difíciles.

Pero es a las 4:00 p.m., cuando se vive uno de los momentos más conmovedores: la procesión de la sagrada imagen. Mientras los rayos del sol se desvanecen sobre el horizonte marino, la Virgen es levantada en hombros, recorriendo las calles de Paita entre cantos y oraciones. A su paso, los fieles no pueden evitar extender sus manos, como si al tocar su manto sintieran la bendición y la protección que buscan en su vida diaria.
Historia de la Virgen de las Mercedes
La historia de la Virgen de las Mercedes está impregnada de milagros y leyendas que han forjado esta devoción inquebrantable. Cuentan que, en el siglo XVI, cuando piratas invadieron las costas de Paita y prendieron fuego a la iglesia, la imagen de la Virgen fue salvada de las llamas. Ese milagro sigue vivo en la memoria de los fieles, y es parte del legado espiritual que acompaña a cada paiteño.
Para muchos, esta festividad es un espacio donde la fe y la cultura se entrelazan. A lo largo de las semanas de celebración, las calles se llenan de color y música, con actividades que resaltan las tradiciones de la región. Sin embargo, en el corazón de todo este bullicio, permanece una devoción silenciosa y profunda: la que cada devoto guarda por su «Mechita», esa figura que, desde el altar o en los hombros de sus fieles, continúa siendo símbolo de esperanza y luz en tiempos de incertidumbre.