Un nuevo golpe de violencia sacudió al transporte público en la capital. En la madrugada de este viernes 27 de septiembre, un feroz incendio arrasó con 26 cústers de la empresa de transporte Corazón de Jesús, que se encontraban estacionadas en la cochera del colegio Virgen de la Medalla Milagrosa, en el distrito de Independencia. El siniestro, que inició alrededor de las 2:30 a. m., dejó cuantiosas pérdidas económicas y afectó gravemente la estabilidad de decenas de familias que dependen de estos vehículos para su subsistencia.
Aunque los bomberos lograron controlar las llamas tras varias horas de trabajo, las unidades quedaron reducidas a escombros. Los transportistas afectados señalan a un culpable claro: las redes de extorsionadores que operan en la zona.
¿Incendio habría sido provocado?
Según denuncias de los propios transportistas, las amenazas y extorsiones por parte de estos grupos criminales vienen intensificándose desde hace más de un año. “Nos piden cupos, si no pagamos, nos amenazan con quemar los carros o hacernos algo peor”, comenta uno de los conductores afectados, quien prefirió mantener el anonimato por miedo a represalias.
El incendio habría sido un golpe premeditado, vinculado directamente con el reciente paro de transportistas realizado en Lima, en el que exigían mayor seguridad y protección ante la creciente ola de extorsiones. Para los conductores, este ataque es una clara señal de que los extorsionadores buscan reafirmar su control y amedrentar a quienes se oponen a sus exigencias.
Un sistema en jaque
Este ataque no solo destruye los medios de vida de los transportistas, sino que expone una crisis mayor en el sector del transporte público, que sigue vulnerable ante la acción delictiva. La falta de seguridad y el constante miedo con el que viven los trabajadores de este sector han derivado en un escenario insostenible. Las pérdidas materiales se estiman en millones, pero el impacto emocional y social es aún más profundo.
El temor entre los transportistas es palpable. Ellos han reiterado el llamado a las autoridades para que actúen de manera efectiva y pongan un alto a la extorsión y violencia que azota el sector. Hasta el momento, las medidas de seguridad parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.
Mientras tanto, los usuarios del transporte público, especialmente en los distritos más afectados por la inseguridad, temen que esta espiral de violencia desemboque en un colapso del servicio.
Las investigaciones sobre el origen del siniestro continúan, mientras el sector del transporte en Lima permanece en alerta, exigiendo garantías para trabajar sin el acecho de la delincuencia.
Como se recuerda, diversas empresas de transporte realizaron el jueves 26 de septiembre, una paralización exigiendo a las autoridades tomar acciones ante las extorsiones que sufre este sector. En respuesta, el Gobierno anunció la declaratoria de emergencia en 11 distritos de Lima y uno del Callao.