El dolor y la tristeza se apoderaron de Trujillo este lunes 24 de febrero, cuando familiares, amigos y ciudadanos dieron el último adiós a las víctimas de la tragedia ocurrida en el patio de comidas del centro comercial Real Plaza. En un ambiente de profunda consternación, los restos del suboficial de la Policía Nacional del Perú, Jhon Chávez Valeriano (35), su esposa Daniela De la Cruz Ramos (25) y su pequeña hija de tan solo dos años, fueron sepultados en el Camposanto El Remanso, en el distrito de Huanchaco.
El cortejo fúnebre partió desde su vivienda en Alto Salaverry, en medio de muestras de dolor de amigos y familiares que se aferraban a sus recuerdos. En el trayecto, Jhon Chávez recibió un emotivo homenaje de sus compañeros de la comisaría de Miramar, quienes, con un minuto de silencio y palabras de respeto, despidieron al agente que entregó su vida al servicio de la comunidad. “Mi hermano tenía una vida por delante, quería estudiar Derecho. Jhon fue un niño, adolescente y adulto correcto, con todo un proyecto de vida que se truncó por esta tragedia en Trujillo”, expresó con la voz quebrada su hermana.
La tragedia también segó los sueños de Daniela De la Cruz, quien estaba a punto de graduarse como profesora de inicial. Su madre, Julia Ramos, la recordó con profundo pesar: “Teníamos mucha esperanza de encontrarlos con vida, pero la desgracia nos los arrebató. Ella tenía tantos sueños, tanta alegría que daba a su hija, y hoy nos toca despedirlas a ambas”, dijo entre lágrimas.
Sepultan Harumy
Pero el dolor no terminó allí. En otro punto de la ciudad, los familiares de Harumy Carbajal Velásquez, de 24 años, se reunieron para darle el último adiós en el cementerio Parque Eterno. Entre flores, sollozos y palabras de despedida, sus seres queridos recordaron a la joven como la “más risueña de la familia”, aquella que llenaba de luz y energía cada reunión.
“La que ponía la chispa en la fiesta, una niña con todo un futuro. Tiene que haber justicia. Descansa en paz, Harumy”, fueron las sentidas palabras de su tío.
La indignación crece entre los deudos y la ciudad entera, quienes exigen respuestas y una investigación exhaustiva sobre las causas del derrumbe que cubrió de luto a Trujillo. Mientras las autoridades evalúan responsabilidades, el dolor de las familias se mantiene intacto.
