Con una olla común y turnos rotativos para dormir en la calle, un grupo de padres de familia de la institución educativa San Cristo ha decidido tomar una medida extrema: pernoctar en los exteriores del colegio hasta que el Estado culmine una obra de reconstrucción que lleva más de cinco años en ejecución y que actualmente los trabajos se encuentran paralizados. La situación afecta directamente a 800 estudiantes quienes siguen recibiendo clases en aulas prefabricadas que no prestan las condiciones adecuadas.
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La historia de este plantel refleja con crudeza el drama de muchas obras públicas en el Perú: promesas, millones invertidos, burocracia, abandono… y ninguna solución.

Una obra que comenzó con esperanza y terminó en frustración
La reconstrucción del colegio San Cristo comenzó en 2020 bajo la responsabilidad de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), y posteriormente pasó a manos de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN). En sus inicios, el presupuesto asignado era de 18 millones de soles. Sin embargo, tras sucesivas adendas y ampliaciones, el costo del proyecto ya supera los 90 millones de soles, según informaron los padres.
“No tenemos fecha de entrega. Nos han dicho que ya no hay presupuesto para continuar, y eso es inaceptable. Los niños no pueden seguir estudiando en condiciones inhumanas”, denunció Oswaldo Quezada, representante de los padres de familia.

Ni aulas, ni presupuesto: solo promesas
Actualmente, los estudiantes deben asistir a clases en aulas provisionales de material prefabricado, lo que pone en riesgo su salud y su rendimiento. “El calor dentro de esas estructuras es insoportable. No tienen ventilación, ni mobiliario adecuado. No es justo para nuestros hijos”, comentó otra madre de familia que participa en la protesta.
La situación ha empujado a la comunidad a organizarse. A través de una asamblea general, los padres decidieron respaldar a la Asociación de Padres de Familia (Apafa) y sumarse a una movilización permanente en el exterior del colegio. Para sostener la protesta, han instalado una olla común que les permite alimentarse durante su vigilia.

Como parte de la medida de presión, una comisión de padres ha viajado a Lima con el objetivo de reunirse con funcionarios de ANIN y exigir respuestas concretas. “Estamos hartos de cartas, oficios y visitas sin resultado. Queremos un compromiso serio, con fecha y presupuesto definidos”, exigió Quezada.
La paralización de esta obra no solo afecta a una institución, sino que se ha convertido en un símbolo del abandono estatal en zonas rurales como Cristo Nos Valga. Mientras las cifras de inversión crecen, las condiciones de vida y educación de los estudiantes siguen empeorando.
Los padres han advertido que no se retirarán del plantón hasta obtener una respuesta clara. “Estamos aquí por nuestros hijos. No pedimos lujos, pedimos dignidad”, sentenció uno de los manifestantes.