Cada año, el 1 de noviembre, millones de peruanos se congregan en cementerios y templos para rendir homenaje a sus seres queridos fallecidos, debido a la celebración del Día de Todos los Santos.
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Si bien esta festividad está cargada de simbolismo y emociones, muchas personas posiblemente desconozcan la razón detrás de la elección específica de esta fecha para conmemorar esta efeméride en el país. En las siguientes líneas, profundizaremos en el origen y el significado de esta tradición, desvelando los misterios que envuelven una de las celebraciones más importantes del año.
¿Por qué el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos en el Perú?
La celebración del Día de Todos los Santos en el Perú es un legado de la Iglesia Católica. Sus orígenes se remontan al siglo VIII, entre los años 731 y 741, cuando el Papa Gregorio III, durante su pontificado, decidió dedicar un espacio sagrado en la Basílica de San Pedro para honrar a todos los santos. Esta iniciativa marcó un hito en la historia de la Iglesia y estableció las bases para una celebración que se estableció por completo en el año 835 gracias al papa Gregorio IV. La festividad se adoptó en el Perú y otros países de la región debido a la tradición católica.
La elección del 1 de noviembre para celebrar el Día de Todos los Santos fue una maniobra estratégica de la Iglesia Católica para hacer frente a las festividades paganas del Samhain o Año Nuevo Celta, que actualmente se le conoce como como Halloween o Noche de Brujas. Al establecer esta fecha, se buscaba reemplazar las prácticas paganas por rituales cristianos, consolidando así su influencia cultural y religiosa.
¿Qué significado religioso tiene el Día de Todos los Santos?
El 1 de noviembre, la Iglesia Católica conmemora a todos aquellos que han alcanzado la santidad, reconociendo así la universalidad de la gracia divina y la posibilidad de que cualquier creyente pueda unirse a la comunión de los santos.
En esta fecha se expresa la devoción hacia todos aquellos que han alcanzado la santidad, ya sea que su nombre esté inscrito en el libro de los santos o que su virtud sea conocida solo por Dios. Es un día para renovar la esperanza en la vida eterna y para pedir la intercesión de todos los fieles difuntos.
Durante esta jornada, la comunidad cristiana se reúne para celebrar la comunión de los santos y para manifestar su solidaridad con aquellos que han perdido a seres queridos. Las misas, las oraciones y las visitas a los cementerios son expresiones de esta unión espiritual.