Alexandra León, gerente del grupo empresarial La Bocca es una emprendedora piurana que ha impulsado el proyecto de su legado familiar en el rubro gastronómico. Además, comparte sus conocimientos y brinda apoyo a otros emprendedores en el rubro gastronómico a través de su programa en redes sociales “Cocinando el éxito”.
Hoy, grupo La Bocca cuenta con cinco marcas de restaurantes: LaBocca, Bahía Blanca, Bottega Capuchino, La Barra del Chino y Brasitas Chicken y actualmente todos ellos cuentan con un sistema de gestión moderno implementado por Alexandra. Este grupo genera actualmente al rededor de cien puestos de trabajo directos e indirectos para los piuranos.
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“Ale” nos cuenta que su padre fue su mentor y guía en el camino. Ha tenido que afrontar dificultades como la muerte de su madre durante la pandemia y algunos fracasos en sus negocios, pero nos comenta que cada uno de ellos la hizo más fuerte y le trajo un aprendizaje.

¿Cuáles fueron tus inicios como emprendedora?
Viví casi siete años en Lima, mientras mi papá manejaba negocios de restaurantes en Piura. Aunque crecí viendo de cerca el esfuerzo que requiere este rubro, nunca pensé dedicarme a él porque siempre lo consideré muy sacrificado, especialmente durante mi etapa universitaria. Sin embargo, llegó un punto en mi carrera en Lima donde no veía crecimiento. El ritmo de vida en Lima no encajaba con mis objetivos personales, así que en 2016 decidí regresar a Piura para apoyar en el negocio familiar, automatizar los procesos y aplicar los conocimientos que había adquirido.
En ese momento, mi papá tenía un restaurante muy tradicional, Bahía Blanca, y el primer año me dediqué a mejorar la gestión y optimizar los sistemas de control desde un enfoque ingenieril. Para sorpresa mía, me gustó este rubro y, con 28 años, en 2017 abrimos un nuevo restaurante: La Bocca, ubicada en el Chipe. Fue un proyecto conjunto con mi papá y marcó el inicio de una nueva etapa en mi vida profesional.
¿Cuáles han sido los mayores retos a nivel profesional y personal?
El primer gran reto, fue enfrentar un fracaso a nivel empresarial con un negocio que abrimos en Sullana en el 2017. No se trató solo de aceptar que las cosas no salieron bien, sino de lidiar con las consecuencias financieras y emocionales que esto trae. El estrés y las preocupaciones económicas por pagar deudas generan una gran presión. Aunque durante la pandemia supimos adaptarnos y salir adelante, los aprendizajes más valiosos han venido de esos fracasos anteriores.
En cuanto a lo personal, uno de los retos más significativos fue mi separación, ya que mi expareja es actualmente mi socio. Esto requirió un gran trabajo de inteligencia emocional para mantener una relación profesional saludable.
¿Cómo nació “Cocinando el éxito”?
En primer lugar, este programa a través de redes sociales busca orientar a otros emprendedores gastronómicos. Al principio fue un reto personal, ya que era una persona de bajo perfil y me asustaba el hecho de hablar frente a una cámara. En la pandemia este proyecto fue pensado, pero se realizó dos años después y he contado con el apoyo de la agencia de marketing con la que trabajo.
Ahora, somos una comunidad pequeña, pero este año quiero enfocarme en expandirla e implementar cursos y talleres, tanto virtuales como presenciales. Estos se centrarán en temas específicos y técnicos sobre lo que implica ser un restaurantero, desde la gestión y operatividad del negocio hasta aspectos estratégicos.
Mi experiencia creando una comunidad me respalda, y considero esencial abordar no solo la parte técnica, sino también la mentalidad que se necesita para gestionar un negocio. Esto incluye enfrentar los problemas personales, los retos externos como cambios políticos y económicos, y la naturaleza sacrificada del rubro.

¿Qué papel jugó tu padre dentro de tu desarrollo como emprendedora?
Mi padre ha sido mi mentor. Cuando era niña él estaba completamente dedicado al trabajo. Recuerdo que les contaba a mis amigas que para pasar tiempo con él en el Día del Padre, tenía que estar ahí, trabajando a su lado. Esa era su manera de estar presente, siempre enfocado en el negocio.
Siempre me inculcó que un emprendedor debía aprender de todo un poco. Mis primeros pasos en el negocio familiar fueron desde lo más básico, como trabajar en caja, ser moza e incluso recuerdo que el primer trabajo que me encargó fue limpiar langostinos.
Cuando acabé la universidad me aconsejó que saliera al mundo, aprendiera más, y que, si en algún momento quería volver, las puertas siempre estarían abiertas. Y así lo hice. Ahora estoy a cargo del negocio familiar y he priorizado darle un enfoque moderno de gestión para optimizar todos los procesos y continuar creciendo.
¿Qué consejos le darías a quienes desean empezar un emprendimiento?
Es fundamental informarse sobre el rubro antes de iniciar un negocio. Siempre es útil rodearse de información valiosa, si es posible, buscar asesoría de alguien con experiencia en el área o incluso tomar un curso básico de finanzas o contabilidad.
Además, es esencial contar con orientación en aspectos legales. Si el presupuesto lo permite, invertir en una consultoría profesional, es ideal.
Para emprender, es clave tener la mentalidad adecuada para organizarse, especialmente si se trata de un rubro que requiere mucho tiempo y dedicación. Al principio, es fundamental estar presente en todo momento, aunque, si se busca una forma más sencilla de entrar en un sector desconocido, lo mejor es asociarse con alguien que ya tiene experiencia en el rubro. Esto no solo facilita el proceso, sino que también aumenta las posibilidades de éxito.
Es crucial mantenerse actualizado, ya que el mundo cambia constantemente, especialmente en temas de tecnología y redes sociales. Adaptarse a estos cambios es vital para la sostenibilidad del emprendimiento.
Emprender requiere mucho trabajo personal, comenzando por no compararse con otros. Es normal cometer errores y desanimarse, pero enfocarse en las propias fortalezas y áreas de mejora es clave. Aunque cada persona es única y comete errores, aprender de quienes tienen años de experiencia puede ser una guía valiosa para avanzar.
